Reproducimos a continuación, algunos fragmentos de uno de los materiales de análisis y discusión para la conferencia nacional del Partido Obrero Socialista de México. El presente data de unos meses previos a la oleada revolucionaria de la segunda mitad de 2009. Para un análisis de los acontecimientos de la segunda mitad del año 2019, recomendamos la lectura de "América Latina: Han vuelto corregidas las revoluciones contra regímenes democrático-burgueses", escrito por el Comité Central del POS de México.
Hacia una nueva y más profunda recesión
1-Transcurridos 11 años desde el inició de la gran crisis económica que tuvo como punto de partida la quiebra de Lehman Brothers y el derrumbe en cadena de las principales corporaciones de bancos y empresas imperialistas, su propagación automática a los países más desarrollados y al resto del mundo después, lejos de vislumbrarse señales de recuperación y crecimiento sostenido, el prolongado estancamiento económico se desliza hacia una nueva y más profunda recesión que puede conducir a la bancarrota de países y continentes enteros, más grave aún de las que ya están en desarrollo en Venezuela, Argentina o Turquía.
2- Durante la primera fase
de la crisis para impedir la quiebra de los oligopolios se inyectaron
billones de dólares de "salvatajes" de fondos públicos mediante el
endeudamiento de los Estados. La posterior socialización de las pérdidas a
través de los ajustes brutales del gasto público, junto con el ataque a las conquistas
obreras para maximizar las ganancias capitalistas, implicó una transferencia de
recursos de los sectores que menos tienen a los más pudientes y poderosos, como
nunca antes.
Desde el 2016 el 1% más
rico de la población mundial, acumula más riqueza que el 99% restante. Riqueza
3-La tendencia al
estancamiento de la economía y el carácter parasitario del capital cada vez más
concentrado, se evidencia desde la crisis productiva y del comercio mundial de
principios de 1970, cuando el declive de la taza de ganancias alentó la
fuga de capitales hacia las actividades especulativas nacionales e
internacionales, en busca de mayor rentabilidad.
A partir de entonces el
capital especulativo o ficticio no ha cesado de crecer en detrimento del
productivo o real, acentuando la tendencia a la mayor concentración,
centralización y supremacía del capital financiero (fusión del capital bancario
e industrial) como parte de una nueva fase del imperialismo descrita por
Lenin, que lejos de atenuar las desigualdades o contradicciones de la economía
mundial, las profundiza.
En la actualidad, los
nuevos instrumentos financieros continúan dando origen a nuevas y múltiples
burbujas más grandes que las que estallaron a partir del 2007 (tecnológicas),
infladas por las mismas corporaciones que emplearon y siguen volcando los
fondos públicos de rescate, a la obtención de ganancias fabulosas en la
especulación financiera, provocando mayor sobre acumulación de capitales y más
riesgo de colapso de las burbujas financieras y recesión productiva.
4-En contrapartida de la
descomunal concentración de riquezas y capitales en medio de la crisis
capitalista más grave de la historia, sobrevino el aumento de la pobreza
estructural en el mundo (más de 5000 mil millones de nuevos pobres) como
resultado de la destrucción de decenas de millones de puestos de trabajo y
mayor explotación, la reducción de los salarios, la quita en las jubilaciones y
ayuda social, los recortes presupuestarios a los sistemas de salud, educación,
vivienda, servicios de transporte, energía, etc.
De la destrucción y
contaminación de los ecosistemas, y de las más degradantes expresiones de la
barbarie capitalista a las que son sometidas millones de personas migrantes,
refugiadas y marginadas que se hacinan como parias en las metrópolis, y/o
mueren en el intento por sobrevivir bajo condiciones de abandono, violencia y
explotación extrema, cuando no, víctimas de la represión estatal, de las
guerras de rapiña y de las organizaciones criminales asociadas a los poderes de
Estado como el narcotráfico, la trata de personas y las bandas de delincuentes.
Una situación que dejó de
ser privativa de los países pobres y es la realidad que padecen amplias franjas
de poblaciones de las principales ciudades del primer mundo.
De este modo, la tesis que
sostenía el supuesto fin de la historia tras la caída de la Ex URSS y de los ex
Estados obreros de Europa del Este, augurando una nueva época de triunfo
definitivo de la democracia burguesa liberal-occidental, sobre el comunismo y
el fascismo, demostró ser una gran mentira.
De la
contrarrevolución económica a la crisis de los regímenes y los partidos
tradicionales.
5-. La contrarrevolución
económica impulsada por el imperialismo para revertir la caída de la tasa de
ganancias a mediados de los 8o, alcanzó su apogeo en los 90 logrando asestar
durísimas derrotas a la clase trabajadora y los sectores populares.
El aplastamiento físico de
la insurrección obrera-estudiantil en la Plaza Tienanmen (1991), permitió
montar el “gran taller del mundo” con mano de obra semi esclava en China,
donde los capitalistas pudieron obtener una cuota extraordinaria de
plusvalía por algunos años.
Pero la imposición de los
llamados planes neo liberales (apertura de las economías nacionales,
privatizaciones, reformas laborales, educativas, previsionales, etc.) no
alcanzó a garantizar la estabilidad de la economía capitalista por un período
prolongado, en cambio sus efectos sobre los regímenes políticos, pilares del
orden geopolítico que prevaleció desde el fin de la 2º Guerra Mundial, fueron
demoledores.
6-El hundimiento del
Estalinismo, socio principal del Frente Contrarrevolucionario Mundial, debilitó
al conjunto de las direcciones burguesas, pequeñas burguesas y de la burocracia
sindical para enfrentar la resistencia de las masas.
Ya hacia fines de los 90 y
primeros años del nuevo siglo, las rebeliones e insurrecciones de masas que
estallaron en distintas regiones desestabilizaron y derribaron varios
gobiernos, (en nuestro continente Color de Melo en Brasil, el régimen de la IX
República de Venezuela, Fuji Mori en Perú, Bucarán en Ecuador, Fernando De La
Rúa en Argentina). Con La Batalla de Seattle (1999) y el crecimiento de la
campaña "papeles para todos" por la amnistía a los trabajadores/as inmigrantes
indocumentados, se reanimaba la lucha en Estados Unidos, mientras que en Europa
crecía el desprestigio de los viejos partidos burgueses y de la
socialdemocracia, responsables de la aplicación de los planes anti obrero y
antipopulares.
7-En respuesta a esta
situación de creciente desborde de las luchas, bajo el pretexto de combate al
"terrorismo islámico", supuestos responsables del atentado a la
Torres Gemelas y el Pentágono, el imperialismo daba inicio a la invasión a Irak
y Afganistán (2001), una guerra contra el movimiento obrero y los pueblos de
todo el mundo, incluido el pueblo norteamericano (Acta Patriótica*1.)
8- Así como explicamos que
la causa del estallido de la crisis en el 2008 fue la derrota militar de la
invasión imperialista a Irak y Afganistán a mediados del 2006,
(producto de una tremenda resistencia y lucha revolucionaria de masas que
obligó al retiro de las tropas invasoras), la prolongación y profundización de
la misma ocurre porque la burguesía imperialista no logró cambiar la relación
de fuerzas a su favor e imponer un nuevo orden mundial que permita establecer
un grado de explotación superior al que rigió hace más de 100 años.
De la escalada guerrerista
en lugar del dominio unipolar del imperialismo yanqui, sobrevino el retroceso de
su hegemonía, el derrumbe de la representatividad de los partidos tradicionales
y la crisis de los regímenes de gobiernos bipartidistas, garantes de la
gobernabilidad de los países imperialistas, y en gran medida de las
submetrópolis por más de 70 años. Así mismo, el salto en la crisis de las
poderosas organizaciones políticas y sindicales que dirigieron durante décadas
al movimiento obrero, permitía la propagación de la democracia obrera y el
surgimiento de organismos de autodeterminación en los nuevos procesos de luchas
obreras y populares.
9- Al contrario de los
análisis que abonan algunos partidos de izquierda y revolucionarios,
influenciados por la lectura fatalista del reformismo y el progresismo burgués,
que atribuyen el ascenso de los nuevos liderazgos a un avance unilateral de la
ultraderecha y el fascismo, sostenemos que los mismos se inscriben en la
situación mundial signada por la bancarrota económica y el ascenso
de las luchas obreras y populares, en una dinámica creciente de polarización social
que alcanza su máxima expresión en Medio Oriente y el Norte de África con el
enfrentamiento entre la revolución y la contrarrevolución.
10- Afirmamos que frente al
estallido de procesos revolucionarios, prácticamente en todas las regiones del
planeta, las acciones bélicas con intervención de los ejércitos regulares o a
través de fuerzas mercenarias (organizados por las potencias imperialistas) más
allá de las contradicciones y disputas por el control territorial o áreas de
influencia, constituyen una escalada dramática de la guerra mundial encabezada
por el imperialismo yanqui, junto a los gobiernos de todos los países, contra
la clase obrera y los pueblos para prolongar el dominio del capitalismo
en su época de agonía mortal.
11-En este marco explicamos
el ascenso de Trump, como parte del fenómeno más general de derrotas de los
oficialismos gobernantes, independientemente del signo político, vistos por las
masas como responsables de los ajustes brutales y el creciente aumento de la
miseria.
El empresario racista, xenófobo y machista llegó a la Casa Blanca en contra del establishment y en medio del derrumbe de la representatividad de los partidos Demócrata y Republicano. Algo parecido ocurrió con el Brexit impulsada por el gobierno para permanecer en la Unión Europea, o el triunfo del No en el Plebiscito por la Paz en Colombia promovido por el oficialismo y apoyado por la OEA, la Unión Europea y la Iglesia. Además de la caída en desgracia de los gobiernos progresistas en Latinoamérica y los socialdemócratas y conservadores europeos.
Los triunfos electorales
más recientes de Bolsonaro en Brasil y López Obrador en México se
inscriben en la misma tendencia que da lugar al ascenso de nuevos
liderazgos emergentes ante el derrumbe de sus predecesores que aplicaron
los planes anti obreros y antipopulares, en el caso el PT representando a la
izquierda y el PRI a la derecha.
Sin otro margen, que
profundizar los ajustes, lo más probable no es el fortalecimiento o
consolidación de los nuevos gobiernos, sino su desgaste y rápido
debilitamiento. Tal como sucede con Macri y el derechista Macron, la coalición
socialista que gobierna Portugal, la ultraderecha que dirige Italia, o el
propio gobierno de Trump que fue derrotado en su primera prueba en las
elecciones de medio término.
12-En medio de este
panorama de enorme inestabilidad política, polarización y radicalización de la
lucha de clases, asistimos al levantamiento de las mujeres en el mundo, a cuya
vanguardia están las más explotadas y oprimidas de los países pobres, las que
difícilmente vuelvan atrás sin que medie la contrarrevolución triunfante.
De la periferia al centro,
la rebelión de quienes representan la mitad de la humanidad se extiende como
una mancha de aceite por todos los continentes, en este proceso reconocemos
hitos: el triunfo de las milicias populares kurdas contra ISIS en Kobane,
encabezadas por las chicas y comandantes mujeres en enero 2015, la movilización
de masas de Ni Una Menos en nuestro país en junio del mismo año, y la huelga de
las mujeres polacas en octubre del 2016.
La irrupción y avance de la
lucha feminista conmueve la superestructura y como parte de la misma a las
organizaciones revolucionarias. Lo específico de la opresión a la mujer ya no
podrá seguir siendo considerada una tarea pendiente para después de la
revolución, la perspectiva misma de la revolución obrera y popular para lograr
el fin de la explotación capitalista y conquistar el socialismo a escala
mundial, está atada a la lucha por la liberación que llevan adelante las
mujeres, en particular a las de la clase que no tiene nada más que perder que
sus cadenas.
América
Latina, en sintonía con el ascenso mundial.
13-Como parte del proceso
general, la irrupción de luchas obreras y populares en América Latina fueron determinantes
para el derrumbe de los gobiernos surgidos de los procesos insurreccionales de
fines de los 90, y lo son hoy para el empantanamiento y crisis de los que los
sucedieron para continuar y profundizar el ajuste.
14- El “Eje
latinoamericano” -encabezado por Chávez, Lula, Los Kirchner, Evo Morales,
Correa, bajo el patrocinio de los hermanos Castro- tuvo la tarea de desviar las
rebeliones obreras y populares, en momentos que su liderazgo coincidió con
el inicio del ciclo más fabuloso de alza de precios internacional de los
comodities. El ingreso de millones de divisas por exportaciones, fue la base
material que les permitió hacer concesiones a las masas, y sostener gobiernos
relativamente estables por más de una década. Hacia el 2013 la caída de los precios
internacionales de las materias primas corrió el velo de la demagogia
populista, para dejar expuesto los resultados del “modelo” de los gobiernos
progresistas o de izquierda: mayor dependencia, desindustrialización,
extranjerización y primarización de las economías nacionales.
15- Ante la bancarrota
económica, atados al carro que conduce el FMI y Trump, todos los
gobiernos del continente redoblan la contraofensiva para imponer el ajuste a
fondo y un ataque en regla a la clase trabajadora: reforma laboral,
previsional, educativa, de la salud pública, despidos masivos para bajar el
costo laboral y aumentar la productividad, modificación de leyes para
criminalizar la protesta social y perseguir a las y los luchadores, apertura económica,
intensificación del saqueo de los recursos naturales y mayor inversión para
reforzar las fuerzas represivas.
Se trata de un plan de guerra contra el movimiento obrero y popular llevado adelante por gobiernos y regímenes cuyo denominador común es la crisis política que caracteriza sus administraciones.
16- La bancarrota económica
de Brasil tiene la particularidad de haber iniciado el ciclo de derrumbe de los
gobiernos de tipo progresistas y al mismo tiempo su reemplazo por gobiernos más
débiles, en este caso al mando de la principal economía de la región y la
décima del mundo.
La lucha del movimiento
obrero que enfrentó el ajuste, la reforma laboral y previsional que inició
Dilma y continúo Temer, con el método de la huelga general, desencadenó una
crisis sin precedentes del régimen político brasileño, en medio de las causas
de corrupción que involucra a las principales figuras de los partidos
burgueses.
Procedente de esta
situación, el gobierno de Bolsonaro transita hacia una crisis política afectado
por escándalos de corrupción de su familia, la resistencia de las masas y la
falta de acuerdo entre los principales representantes del régimen para acometer
las principales medidas de ataque a la clase trabajadora: la reforma
previsional y la implementación práctica de la reforma laboral.
17- En Venezuela la crisis
derivó en un gobierno de facto asentado en las fuerzas armadas y bandas
paramilitares, para enfrentar el levantamiento de las masas contra el ajuste de
mayor magnitud que se haya aplicado en ningún otro país, en los últimos años.
Frente a la catástrofe
económica y social provocada por la debacle de la Venezuela capitalista
gobernada por el Chavismo, las organizaciones frente populistas, estalinistas y
del nacionalismo burgués han lanzado una campaña de apoyo al gobierno de
Maduro, detrás de la cual se alinearon también organizaciones trotskistas como
PTS. PO, Nuevo MAS y otros agrupamientos menores.
En tanto la oposición burguesa de la Asamblea Legislativa pretende capitalizar la ruptura de masas con Maduro y el Chavismo, respaldada por el imperialismo y los mandatarios del grupo Lima.
Para los y las trotskistas
que trazamos una línea de denuncia y enfrentamiento con el Chavismo y su
retórica de “Socialismo del S.XXI” en pleno apogeo de éste movimiento, no
tenemos dudas que presenciamos el desmoronamiento de un gobierno burgués que
intentara conservar el poder y sus privilegios asociados a los intereses de las
multinacionales, aplastando la rebelión de la clase obrera y los sectores
populares.
De la misma forma que el
kirchnerismo, el PT de Lula y Dilma y el resto de los líderes progresistas
apoyan desde la oposición las medidas de ajuste, auxiliando a las nuevas
administraciones para sostener la gobernabilidad, Maduro encabeza la fuerza
reaccionaria que negocia con la oposición burguesa y el imperialismo para
someter a Venezuela a la voracidad del gran capital, entregando el petróleo y
los demás recursos naturales.
18- Lo mismo promueve el
gobierno que sucedió a Peña Nieto (el más impopular de la historia reciente de
México) el centro izquierdista López Obrador. En línea con el plan de ajuste y
entrega que aplican los demás gobiernos del continente, López Obrador inauguró
su gestión anunciando el fortalecimiento de las fuerzas armadas represivas para
asegurar el orden interno, en resguardo de los negocios de los grupos
capitalistas nacionales y extranjeros.
La creación de una guardia
nacional al mando de los militares, nada tiene que envidiar a la política de
militarización de las ciudades que instituyó el PT y refuerza Bolsonaro en
Brasil. El agravante es que se trata del ejército y la armada que llevó
adelante la “guerra contra el narcotráfico” entre el 2006 y 2012, (en el marco
de disputas entre los sectores de la burguesía asociados a distintas carteles
narcos por el control de territorios) pero que en realidad implicó una guerra
sucia contra el pueblo y un verdadero genocidio con más de 130 mil muertos y
una cifra estimada por organismos de Derechos Humanos de 80 mil
desaparecidos/as (oficialmente se reconocen 60.000 y 26.000 respectivamente),
que superó los crímenes de las dictaduras de Videla y Pinochet juntas, sin
alterar el orden institucional de la democracia burguesa.
20- La resistencia al plan que
condena a las masas explotadas de América Latina a una mayor degradación ha
puesto de pie al movimiento obrero al frente de las luchas de los sectores
populares y demás oprimidos que se extiende desde Argentina al norte de la
frontera con México, en un proceso incipiente de desborde de las direcciones
traidoras mediante el ejercicio de la democracia obrera en los lugares de
trabajo, las poblaciones y comunidades, contra las patronales y los gobiernos.
Las nuevas formas de
esclavitud y barbarie que de cara al futuro le espera a la clase trabajadora y
los pueblos de latinoamérica, si no se avanza hacia la revolución obrera y
socialista, son las que han logrado imponer los capitalistas Haití. Allí, las
grandes empresas instaladas funcionan como campos de concentración, bajo
la protección de las tropas de ocupación de la ONU “cascos azules”. En
definitiva, los resultados del ajuste que pretenden llevar hasta el final no es
otro que la transformación de nuestros países en una gran fábrica de pobres,
donde unos pocos afortunados sea la mano de obra semi-esclava por salarios de
hambre y ritmos de explotación infernales, y la mayoría de la población sin
trabajo ni futuro, sea arrojada a la indigencia y la marginalidad.
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