¡ORGANICEMOS LA SEGUNDA INDEPENDENCIA DE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA!


Mural del movimiento independentista por Diego Rivera en Palacio Nacional. Ciudad de México


Por Jesús Valdez


 I.                   Marco histórico

Hace más de 500 años, arribó a nuestro continente Hernán Cortés con un puñado de hombres para conquistarlo a sangre y fuego, impidiendo un desarrollo histórico independiente al viejo continente. Este periodo es conocido como “la colonia”, que abarca del Siglo XVI a inicios del siglo XIX, durante el cual nuestros pueblos fueron masacrados, engañados y explotados sistemáticamente, rompiendo y pisoteando el tejido comunitario que le precedió. Carlos Marx lo describe de la siguiente manera:

“La ignorancia de los europeos sobre el carácter jurídico de las alianzas comunitarias y la escaza valoración de su importancia (el interés del orden social y la paz) fueron la causa de que el gobierno colonial les reconociera a varios indios, el derecho a la propiedad privada sobre determinados pedazos de tierra comunitaria, que se encontraban bajo su usufructo temporal, lo cual no tuvo ningún otro fundamento más que las indicaciones de las mismas personas interesadas, que se apoyaron en el hecho de la posesión y del trabajo de ese pedazo de tierra  por parte de sus antepasados. Cuando los más viejos (jefes) intentan oponerse a este robo a la comunidad, sus protestas no son tomadas en cuenta. Según el testimonio de Zurita, la propiedad privada que surge de esta manera no permanece mucho tiempo en mano de los indios. Abrumados por las obligaciones, en la mayoría de los casos, terminan empeñándolas o vendiéndolas a los españoles, mestizos y mulatos que, calculando este desenlace, mantienen vivo el anhelo de división de las tierras comunales en la población rural”.[1]

En México la sistematización de este proceso de despojo se dio a través del sistema de “encomiendas”, mediante las cuales, la corona española nombraba a un lugarteniente que estaba facultado para cobrar impuestos a la población. Hernán Cortés fue uno de ellos, quien, desde entonces, fugió como el primer encomendado para explorar los ríos navegables en el Istmo de Tehuantepec para establecer rutas comerciales entre el viejo continente, Asia y América a través de la “Nueva España” (México). También se estudiaron los pasos interoceánicos a través de Nicaragua y Panamá, llegando a consolidarse el último hasta 1914 bajo la promesa del “progreso” para los pueblos panameños, lo cual redundó en una falacia que se cristalizó en la privatización de todo el canal bajo el control de las grandes multinacionales.         

A pesar del proceso de conquista, muchos pueblos originarios de nuestra América, mantuvieron la propiedad comunal de la tierra, por poner solo un ejemplo, los pueblos de Oaxaca en México mantienen el 90% de la propiedad de la tierra en posesión colectiva, mismos que han resistido el embate colonial durante más de 500 años, al igual que muchos pueblos en nuestro continente.

La mañana del 16 de septiembre de 1810, en México el cura Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado de Ignacio Allende y Juan Aldama, declara iniciada la guerra de independencia contra la corona española en la parroquia del pueblo de Dolores, hoy Dolores Hidalgo; Guanajuato. Un año más tarde, el cura Hidalgo es capturado y asesinado, el movimiento es continuado por José María Morelos y Pavón[2] a través de una exitosa campaña militar en el centro y sur de la entonces “Nueva España”*. En 1814, se decreta el acta de independencia de México en la conocida “Constitución de Apatzingán” y en 1815, Morelos es fusilado. El proceso de revolución y contrarrevolución continúa hasta el 27 de septiembre de 1821 cuando Agustín de Iturbide toma la Ciudad de México completando la revuelta independentista, al día siguiente es firmada una nueva acta de independencia que es definitiva. Paralelamente en Centroamérica se desarrolló un proceso en la misma dirección.

En 1808, Napoleón Bonaparte y sus tropas, invade España, derrocando al rey Fernando VII, imponiendo en la corona a su hermano José Bonaparte, los españoles se reagrupan a través de Juntas para organizar la re conquista del poder. En Centroamérica esta coyuntura es aprovechada por el pueblo de El Salvador y de Nicaragua para sacudirse el odioso yugo de la corona española. En España, las juntas opositoras al gobierno napoleónico formulan la “Cortes de Cádiz”, inspiradas en las ideas de la ilustración. Por su parte, los criollos centroamericanos se inspiran en el movimiento independentista norteamericano, más específicamente en “La carta de Filadelfia” del 4 de julio de 1776, la cual estipula que los gobiernos tenían la obligación de garantizar “la vida, la libertad y la felicidad de los habitantes”, de no hacerlo, estos últimos tenían el derecho irrestricto a cambiar de gobierno, a derrocarlo.

La primer revuelta contra la corona española en Centroamérica inició el 5 de noviembre de 1811 en la provincia de San Salvador con los curas José Matías Delgado y Nicolás Aguilar, Juan Manuel Rodríguez y José Manuel Arce.

En 1810 José Bustamante y Guerra es nombrado Capitán General de Guatemala, se adhiere a la ilustración reformista y ante el levantamiento de José María Morelos y el Cura Hidalgo en México, un grupo de insurgentes se reúne en el Convento de Belén el 28 de octubre de 1913 animados por Fray Juan Nepomuceno, iniciando la conspiración independentistas que más tarde es descubierta por Bustamante y Guerra, los organizadores de la revuelta son apresados y la revuelta conjurada. Un año más tarde, el 24 de enero de 1914 surge un nuevo movimiento independista en San Salvador que es duramente reprimido, Santiago José Celís, uno de sus dirigentes es asesinado y el resto son hechos presos.

En mayo de 1814, Fernando VII vuelve al poder en España y deroga la Constitución de Cádiz. En 1818 Bustamante abandona el poder y es suplido por Carlos Urrutia, durante su gestión las fuerzas independentistas siguen cobrando fuerza hasta que forzan a la corona española a reestablecer la Constitución de 1812. En México las fuerzas independentistas siguen avanzando bajo la dirección de Vicente Guerrero, el 24 de febrero de 1821 se declara el Plan de Iguala, donde México nuevamente reivindica su independencia de la corona española. El 9 de marzo de 1921 Urrutia deja el poder bajo presión de la revuelta independentista y asciende en su lugar un aliado de Gabino Gainza, un hombre de edad avanzada que bajo la presión de los acontecimientos, es llamado a una reunión con obispos, militares, religiosos, diputados, criollos y empleados de hacienda. Con el pueblo guatemalteco eufórico clamando independencia, esta es declarada el 15 de septiembre de 1821, cuya acta fue redactada por el intelectual hondureño José Cecilio del Valle. Esta noticia es bienvenida por la intendencia de San Salvador, las diputaciones de Comayagua el 28 de septiembre, Nicaragua y Costa Rica.

Producto de esta revuelta, cada 15 de septiembre Honduras, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua y El Salvador celebran su independencia, mientras que México lo hace el 16 de septiembre, un hecho histórico que refrenda la tesis marxista según la cual “la lucha de clases, es el motor de la historia”, sin embargo, esta tiende a repetirse dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa [3]

II.  Situación actual de México y Centroamérica



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Si bien nuestros países han conquistado formalmente su independencia hace casi 200 años, el fantasma del imperialismo ha vuelto bajo el dominio del capital financiero, personificado en las grandes trasnacionales o multinacionales con el Banco de América a la cabeza, Black Rock, los Rockefeller, Wells Fargo, etcétera; teniendo como sus juntas de administración a los gobiernos capitalistas de Andrés Manuel López Obrador, Juan Orlando Hernández en Honduras, Carlos Alvarado Quesada en Costa Rica, Daniel Ortega en Nicaragua, Nayib Bukele en El Salvador y Alejandro Giammatei. Estos gobiernos títeres del imperialismo norteamericano, se rigen bajo los dictados de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la OCDE y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que están llevando adelante una política colonial a nuestros territorios mediante el Proyecto Mesoamérica, otrora conocido como Plan Puebla-Panamá.



Esa ruta comercial que mencionamos al principio explorada por Hernán Cortés, hoy está siendo consolidada por el gobierno capitalista de López Obrador en México a través del Corredor Interoceánico de Istmo de Tehuantepec, quien además ha construido un muro militar fronterizo contra nuestros hermanos en Centroamérica en la frontera México-Guatemala, así como modernos campos de concentración para migrantes a quienes ofrece trabajo como mozos en sus megaproyectos, tal como lo hicieron los virreyes y encomenderos de la corona española durante el periodo colonial. ALMO ha seguido a pie juntillas la política de Donald Trump en materia económica y migratoria, quien además de Black Rock, ha levantado la mano para construir el Tren Maya, un tren de carga para saquear las riquezas naturales del sureste mexicano.

Esta política colonial de la llamada 4ª Transformación ya ha cobrado vidas, la de Samir Flores en Amilcingo, Morelos y más recientemente 5 compañeros zapatistas asesinados en el Ejido de Tila en el sureste, así como el asedio al municipio de Aldama contra las bases zapatistas. La política neocolinial e imperial de los gobiernos en turno, ha masacrado compañeras y compañeros como Beatriz Alberta Cariño, Jyri Jaakola Antero, Timoteo Alejandro en la región triqui de Oaxaca, Bertha Cáceres en Honduras, al mismo tiempo que el gobierno colombiano arremete violentamente contra sus opositores. Las revueltas de finales del año 2019 en Centroamérica y América Latina, se vieron interrumpidas por la pandemia del COVID-19, sin embargo, lejos de atenuar la crisis, la crisis económica, política y moral del capitalismo se ha profundizado en el marco de su crisis más profunda en toda su historia.

En Honduras, se viene gestando una revuelta popular desde mediados de 2019. En una declaración reciente de La Marx México,Guatemala, Venezuela, Colombia, Perú, Paraguay Argentina, Cuba, Guatemala, Venezuela, Estados Unidos, Chile, Argentina y Cuba se puede leer:

"El proceso ha sido tan potente que ha provocado el quiebre de las fuerzas represivas y la policía que se pasó del lado del pueblo, organizando amotinamientos, huelgas y reclamos salariales a la par de la población".

Leer declaración

Este 15 de septiembre de 2020, la Convergencia Contra el Continuismo de Honduras, instancia organizativa de unidad en la acción ha llamado a una jornada de movilizaciones desde las 6 de la mañana. Llamamos a todas las organizaciones obreras, populares, sindicales, feministas, democráticas, y de los pueblos originarios del mundo a sumarse a esta causa justa. A practicar en la vía de los hechos el internacionalismo revolucionario, la solidaridad clasista y responder como uno solo a los ataques del sistema capitalista.


¡Fuera el imperialismo norteamericano y las multinacionales de nuestros territorios!

¡Abajo la narco-dictadura de Juan Orlando Hernández en Honduras!

¡Por una federación socialista en América!









Notas

 [1] Carlos Marx. Anotaciones a la obra de Maxim Kovalevsky. Capítulo 1

[1.1] Alfonso Zurita, miembro del Consejo Real de Cervantes y Ortíz de Cervantes, procurador general del Perú en el primer cuarto del Siglo XVII, testifican, de manera semejante, la guerra de exterminio contra los pueblos indígenas. [Ibíd]

[2] Del cual Napoléon Bonaparte afirmaba: “Dame tres Morelos y conquistaré el mundo”.

[3] Carlos Marx. El 18 Brumario de Luis Bonaparte








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