Engels y los orígenes del hombre*

¿Como resisten las ideas de Engels en El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre a la luz de las más recientes teorías de la evolución?
Uno de los más destacados paleontólogos modernos es Stephen J. Gould. En su libro Ever Since Darwin, hace la siguiente apreciación del ensayo de Engels:

"El siglo XIX produjo un análisis brillante por parte de una fuente que sin duda sorprenderá a muchos lectores: Federico Engels. (Un poco de reflexión debería disminuir esta sorpresa. Engels tenía un interés entusiasta en las ciencias naturales y buscaba basar su filosofía general del materialismo dialéctico sobre una base ‘positiva'. No vivió para completar su ‘dialéctica de la naturaleza', pero incluyó largos comentarios sobre ciencia en tratados como el Anti-Dühring). En 1876, Engels escribió un ensayo titulado El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Se publicó póstumamente en 1896 y, desgraciadamente, no tuvo ningún impacto visible en la ciencia occidental.
"Engels considera tres características esenciales de la evolución humana: el habla, un cerebro grande y la postura erguida. Argumenta que el primer paso debió de ser el descenso de los árboles con la consiguiente evolución hacia una posición erguida por parte de nuestros antepasados moradores del suelo. ‘Estos simios cuando se movían a nivel de tierra empezaron a abandonar el hábito de utilizar sus manos y a adoptar una manera de andar cada vez más erguida. Este fue un paso decisivo en la transición del simio al hombre'. La postura erguida liberó la mano para la utilización de herramientas (trabajo, en la terminología de Engels); el incremento en la inteligencia y el habla aparecieron más tarde".*
A pesar de todo, las teorías idealistas sobre la evolución del hombre siguen manteniendo una acción constante en la retaguardia en contra del materialismo como podemos ver en el siguiente extracto de un libro publicado tan recientemente como en 1995:
"La fuerza que más probablemente ha dirigido nuestra evolución (es) el proceso de evolución cultural. En la medida en que nuestras culturas evolucionaron en complejidad, también lo hicieron nuestros cerebros, que así empujaron a nuestros cuerpos hacia una mayor capacidad de respuesta y a nuestra cultura a una complejidad todavía mayor en un proceso que se autoalimenta. Cerebros mayores y más inteligentes llevaron a culturas más complejas y cuerpos adaptados para sacar partido de ellas, lo que a su vez llevó a cerebros todavía mayores y más inteligentes"**
Los idealistas han intentado demostrar una y otra vez que el hombre se distingue de los animales "inferiores" por su inteligencia superior. Según esta interpretación, el hombre primitivo, por alguna razón desconocida, primero "se hizo inteligente", luego empezó a hablar, utilizar herramientas, pintar murales y demás. Si esto fuese cierto se podría esperar que tuviese un reflejo en un aumento significativo muy temprano de la capacidad cerebral. Sin embargo, el registro fósil demuestra que esto no es así. En el transcurso de las últimas tres décadas se han dado una serie de avances muy importantes en la paleontología, se han descubierto nuevos e interesantes fósiles y una nueva manera de interpretarlos.

Según una teoría reciente, los primeros simios bípedos evolucionaron ya hace como 7 millones de años. Posteriormente, en un proceso que los biólogos denominan "radiación adaptativa", hubo una proliferación de especies bípedas (es decir, especies que caminaban sobre dos piernas), con la evolución de diferentes especies de simios bípedos, cada uno adaptado a sus propias condiciones medio ambientales. Hace 2-3 millones de años, una de estas especies desarrolló un cerebro significativamente más grande ­ Homo erectus­. Estos fueron los primeros homínidos en utilizar fuego; en utilizar la caza como una fuente importante de comida; en correr de la misma manera que los humanos actuales y en fabricar herramientas según un plan mental preconcebido. Así, el incremento del tamaño del cerebro coincide con la primera aparición de la actividad de fabricación de herramientas, hace unos 2,5 millones de años. Por lo tanto durante 5 millones de años no hubo ningún aumento significativo del tamaño del cerebro, y después de eso hubo un salto cualitativo que se puede identificar claramente con la fabricación de herramientas.

La biología molecular indica que las primeras especies de homínidos aparecieron hace unos 5 millones de años, en forma de un simio bípedo con largos brazos y dedos curvados. El proto humano Australopitecus tenía un cerebro pequeño ­ sólo 400 centímetros cúbicos­. El salto cualitativo tuvo lugar con el Homo habilis, que tenía un cerebro de 600 cc., es decir, un sorprendente aumento del 50%. El siguiente paso adelante importante fue con el Homo erectus con un cerebro de entre 850 y 1100 cc.
No fue hasta la aparición del Homo sapiens hace unos 100.000 años que el cerebro alcanzó su tamaño actual: 1350 cc. Por lo tanto, los primeros homínidos no tenían grandes cerebros. No fue el cerebro lo que potenció la evolución humana. Por el contrario, el crecimiento del cerebro fue el producto de la evolución humana, especialmente la construcción de herramientas. El salto cualitativo en el tamaño cerebral tiene lugar con el Homo habilis ("hombre hábil") y está claramente vinculado a la producción de herramientas de piedra. De hecho, en la transición de Homo erectus a Homo sapiens se da otro salto cualitativo. "La mente humana apareció en la tierra con una asombrosa rapidez," escribe John McCrone. "En sólo 70.000 años ­ un simple parpadeo de tiempo geológico­ se cubre la transición de nuestros antecesores desde un simio listo a un Homo sapiens consciente de sí mismo.

"Al otro lado de la división evolutiva tenemos al Homo erectus, una bestia inteligente con un cerebro casi tan grande como el del humano moderno, y una simple cultura de herramientas y la capacidad de hacer fuego ­ aunque un poco atrasado mentalmente­ . En nuestro propio lado tenemos al Homo sapiens con sus rituales y arte simbólico ­ las pinturas rupestres, abalorios, brazaletes, lámparas decorativas y tumbas funerarias­ que marcan la llegada de una mente autoconsciente. Algo decisivo y repentino tiene que haber pasado, y este acontecimiento pudo ser el punto de partida de la conciencia humana".***

* Fragmento del libro "Razón y Revolución" de Alan Woods / Ted Grant

Notas
*S.J. Gould, Ever Since Darwin
** C. Willis, The Runaway Brain. The evolution of Human Uniqueness, p. xxii.
*** New Scietist, 29/1/94

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