Por Camilo Ruiz
El
Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) fue formado en el 2007 como un
intento de unir a todas las fuerzas de izquierda y sectores afines al chavismo
en torno a la figura del presidente.
El
PSUV nunca fue un partido de trabajadores ni mucho menos una organización
democrática –Chávez lo controlaba explícitamente. Surgió, desde el principio,
como un partido de estado o un partido-régimen, de una manera no tan distinta a
la formación del PRI mexicano. Pero en los años recientes ha sufrido un marcado
giro a la derecha, y han brotado a la superficie divisiones y peleas entre
distintos sectores.
Perdió apoyo social
Las
elecciones legislativas del 2015, en las que Maduro perdió el control de la
cámara y sufrió una dura derrota, mostraron un importante cambio entre los sectores
pro-chavistas. Las grandes ciudades y las regiones más industrializadas de
Venezuela votaron en masa por la oposición, lo mismo que las principales
ciudades universitarias. El chavismo mantuvo un control –frágilen las zonas
rurales, y tuvo un mayor voto entre los ancianos. La estructura partidaria del
PSUV apenas moviliza ahora el voto duro de campesinos y de ancianos; sin duda
gente que mejoró durante los primeros años del chavismo su nivel de vida, pero
también sectores con los cuales el PSUV ha desarrollado relaciones
clientelares.
La sombra del ejército
El
chavismo siempre ha tenido una relación particular con los militares. El propio
Chávez adquirió fama como militar nacionalista, y tras la derrota del intento de
golpe de estado en el 2002 su gobierno se dedicó a consentir al ejército. Pero
tras su muerte esta tendencia se ha profundizado, en parte porque Maduro no es
uno de ellos. El número dos del régimen, y virtual rival de Maduro dentro del
PSUV es el jefe de las fuerzas armadas y antiguo presidente de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabello, quien ha sido ampliamente señalado por sus vínculos
con el narcotráfico.
Así,
en parte para aplacar al ejército y en parte por la pérdida de apoyo social, Maduro
le ha entregado el control de buena parte del poder político a los soldados. El
caso más claro y cínico es la transferencia de la cuenca del Orinoco a control
económico directo del ejército; pero se ve en muchas otras cosas: la tercera
parte de los ministros en el gabinete de Maduro son militares, así como muchos
de los gobernadores del chavismo. El ejército está a cargo de los mecanismos de
asignación de divisas y de importación, que han sido probablemente los principales
canales por donde han desaparecido los miles y miles de millones de dólares de
la renta petrolera. En este sistema institucionalizado de desfalco público, el
chavismo le otorgó a los altos mandos militares un papel esencial, con el que
podrían hacer sus fortunas personales. Esto sin contar los otros mecanismos “legales”
para consentir a los soldados: la creación de un banco de créditos blandos para
las fuerzas armadas, el importante aumento en el tamaño de las distintas
corporaciones armadas y por tanto del presupuesto, etc.
¿Golpe de estado?
A
la luz de lo que acabamos de decir, es claro que la amenaza de un golpe de estado,
financiado por la CIA y apoyado por la derecha local es un cuento chino. Lo
contrario es cierto: el PSUV depende enormemente de los militares como corporación,
y los altos mandos del ejército están tan integrados al sistema chavista que un
gobierno distinto se vería obligado a juzgarlos por la omnipresente corrupción
que han presidido. El ejército no quiere tal cosa, y mientras sus intereses
corporativos no estén garantizados por el siguiente presidente, no dejará de apoyar
a Maduro y de reprimir brutalmente a los opositores.
La
“militarización” de la sociedad venezolana está garantizada por el chavismo:
depende de ella. El control político y económico de los militares sobre
regiones enteras del país y la presencia cotidiana del ejército en las calles
para reprimir a los opositores es el verdadero “golpe de estado”.
Los “empresarios socialistas”
Aunque
parezca increíble, tal es el nombre que escogieron los empresarios que apoyaron
a Chávez y hoy a Maduro. Se les conoce más como “boli-burguesía” (empresarios “bolivarianos”)
y forman parte del PSUV. Hablar de empresarios socialistas es una contradicción
en los términos, es como decir que el excremento es bello y fragante como las
flores.
La
agrupación empresarial cuenta con magnates como Marcos Zarikian, Alberto Vollmer,
Víctor Vargas y Víctor Gill. El primero es el principal empresario textil del
país. Vollmer es propietario de Ron Santa Teresa y Vargas y Gill Ramírez son
banqueros. En su reunión fundacional, fue designado como asesor uno de los más
influyentes miembros del gobierno de Hugo Chávez, Gregorio Vielma, el que debía
controlar si los empresarios pagan o no pagan los tributos”.
Desde
la fundación del PSUV, Hugo Chávez dejó en claro qué entendía por socialismo “El
Partido Socialista Unido de Venezuela no tomará las banderas del
marxismo-leninismo porque es una tesis dogmática que ya pasó y no está acorde con
la realidad de hoy”. “La tesis de la clase obrera como el motor del socialismo
y de la revolución están obsoletas, declaró.
*Este texto apareció en El
socialista 389. Septiembre de 2017.
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