Desalienación del trabajo y de la vida




x Cuauhtémoc Ruiz

Expongo mi punto de vista a lo que plantea nuestro compañero y amigo Gero Fong. Lo hago sin poder recurrir a algunos libros y notas porque no estoy en México. Puedo citar mal e incurrir en errores.

Lo primero es ubicar la importancia del tema en el marxismo. A mi juicio, el trabajo no es una mera categoría económica sino uno de sus conceptos centrales que debe tratarse desde distintas perspectivas, entre ellas la filosófica. Por ejemplo, en un programa marxista para México, la crítica al empleo capitalista es fundamental. El capitalismo mexicano sólo hecha mano de un bajísimo porcentaje de la fuerza productiva nacional al dejar afuera a una gran porción de mujeres excluidas estructuralmente del empleo así como de jóvenes y aun de “viejos”. La sola incorporación de estos millones de seres humanos a la producción (no me refiero ahora a su calificación) incrementaría rápida y sustancialmente la riqueza del país. La superioridad del socialismo ante el capitalismo ya está ahí porque es un modo de producción que puede crear muchos más bienes (sin destruir la naturaleza ni con una actitud productivista).

Pero no es eso lo que pregunta Gerónimo. Acerca de lo que llama esencialidad o no del trabajo, el mismo Marx enseña que esa actividad es la que en primer término separa a los humanos de los otros animales. Si recuerdo bien, Marx observa que los otros animales no trabajan y que los que parecen hacerlo, como las abejas, no lo hacen porque su labor no cambia en la historia. En cambio el hombre, dice Marx, proyecta antes en su cerebro lo que quiere hacer y ese hacer va siendo distinto en las distintas épocas. Tal vez esto pueda entenderse como esencialidad, como una característica única y exclusiva del hombre, como parte fundamental de la “esencia humana”. Como sea, Marx no concibe al ser humano sin que éste trabaje.

Pero al mismo tiempo, según yo entiendo, el trabajo en Marx es un concepto histórico. El trabajo transformó a algunos monos en hombres y creó a los seres humanos pero las características que el trabajo tiene bajo el capitalismo lo vuelven a bestializar. El cristianismo y aun Kant no conciben al trabajo como algo cambiante y para ellos el trabajo es siempre trabajo alienado. Adán cometió pecado y su castigo fue trabajar. Pero para Marx lo importante es superar el trabajo alienado y que la humanidad conquiste un trabajo libre, creativo y que haga a los seres humanos más humanos y felices.

Debo observar aquí que junto al concepto trabajo he agregado el de alienación, que es también un concepto fundamental en el marxismo. En sicología, un alienado es una persona que ha perdido sus facultades mentales. Para el marxismo la alienación tiene su raíz en la economía, por ejemplo, según explica Mandel, la burguesía alienó a los campesinos de sus tierras y, al dejarlos sin su medio de producción, los forzó a trabajar en sus fábricas.

Nahuel Moreno dice que el concepto filosófico central del marxismo es el de desalienación. Para este autor alienación es sinónimo de infelicidad. Los trotskistas hacemos la revolución no sólo para que todos coman, se vistan, etcétera (perspectiva muy modesta), sino para que todos y todas sean felices. El trabajo libre y creativo es la principal fuente de felicidad humana pero no la única, según él, porque hay otras actividades que también causan realización y satisfacción, como el deporte y aun algunas actividades ociosas. La militancia revolucionaria es para él una de las principales actividades desalienantes. Podemos estar algo locos pero somos –eso espero- personas felices.

En el capitalismo todo está perdido para el productor directo: pierde el control del proceso productivo (se le imponen largas jornadas o la realización de numerosas operaciones en tiempo récord), lo que produce no es para él sino para el dueño de los medios de producción y como decía, es un trabajo obligado. Si el obrero no se contrata y obtiene un salario puede caer en la miseria o morir.

El cristianismo y los ideólogos burgueses reconocen muchas de estas características del trabajo pero las ven como naturales e irremediables. Marx es revolucionario y vislumbra otro tipo de trabajo.

Debo recordar que según Marx la revolución que instaura la dictadura del proletariado no liquida automáticamente el trabajo alienado. Da un paso hacia ello al estatizar los medios de producción pero los hombres y mujeres al instaurarse el Estado obrero llegan a ese momento histórico siendo dueños de su fuerza de trabajo, de las “condiciones personales de producción” que son diversas, muy diferentes entre uno y otro. El Estado obrero (EO) reduce sustancialmente la desigualdad porque todos los seres son iguales ante los medios de producción. Pero las distintas calificaciones laborales en esta etapa histórica hacen imposible que florezca plenamente el trabajo no alienado y siguen marcando diferencias dentro de esa sociedad. La sociedad del EO reduce entonces sustancialmente la desigualdad pero sigue siendo una sociedad desigual en el que los más calificados son privilegiados. Tanto así que Marx dice que en ella sigue imperando el “derecho burgués” que le dará a cada cual según su trabajo. Como unos pueden trabajar más por ser más jóvenes o por ser más calificados, ellos tendrán más ingresos que los demás. El EO en este aspecto debe ser el garante de que se cumpla con esa desigualdad. Es la cara burguesa de este tipo de Estado según Lenin y Trotsky. Pero ello es imprescindible para que no se caiga la producción, es decir, el EO hace producir más a sus miembros mediante criterios capitalistas (también trata de hacerlo con otros métodos como el convencimiento y con premios simbólicos aunque esto funciona poco). Así, en lo fundamental bajo el EO se seguirá trabajando con un fin capitalista, mezquino (obtener más salario) y no porque el trabajar nos haga mejores seres humanos, solidarios con toda la sociedad y más felices.

La perspectiva es que el EO se va debilitando cuando la educación y la cultura que brinda el EO va igualando las condiciones personales de producción de todos sus miembros y cuando se multiplique la riqueza social. En estas circunstancias la distribución de la riqueza permitirá el ideal comunista en el que cada uno aporta lo más que puede a la sociedad y luego toma libremente lo que necesita de ella. En esta fase histórica –el EO- el trotskismo sigue siendo necesario porque los privilegiados bajo el EO pueden presionar para que el proceso no evolucione en el sentido en que quería Marx y perpetúe un Estado de los privilegiados o aún peor, puede que se propongan reinstaurar el capitalismo. No me extiendo más porque sobre esto escribí en el librillo que hice sobre China.



Comentarios