La historia del partido bolchevique no es la de un camino ascendente y rectilíneo hacia la toma del poder, como lo quisieran hacer ver los estalinistas cuando hacen fetiche
del partido bolchevique, sino que se trata de un rico, largo y sinuoso camino…
(como dijeran los Beatles). En la visión estalinista, se habla de un Lenin
todopoderoso, que todo lo ve, que nunca se equivoca, casi casi le quitan su
aspecto humano para elevarlo al nivel de una deidad revolucionaria a la que no
se le puede objetar nada, no se le puede criticar, no se puede hablar de sus
tropiezos, fracasos, derrotas, mucho menos de sus nuevos comienzos en la teoría
y en la práctica, se nos presenta el Lenin del ¿qué hacer? y de ahí para
adelante, derechito a la revolución socialista.
De acuerdo con “El partido bolchevique” de Pierre Broué: “Las
referencias que, con anterioridad a 1917, se hacen al –Partido Bolchevique-
suelen ser, por su oscuridad, responsables de que se incurra en la confusión de
las tres organizaciones distintas que la historia ha unido íntimamente: El
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POS-DR) cuya dirección se disputaron varias
fracciones entre 1903 y 1911; la fracción bolchevique de ese partido, y el
partido obrero socialdemócrata ruso (bolchevique), que se fundó en 1912. En
realidad, el bolchevismo no fue originariamente sino una determinada
concepción, formulad por Lenin, acerca de cómo construir el Partido Obrero
Socialdemócrata –podríamos decir revolucionario- que, para todos los
socialistas de aquella época constituía el instrumento necesario para el
derrocamiento del capitalismo por la clase obrera y para la instauración de un
orden socialista.” (pág. 16 de la
edición virtual).
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