
Por Tomás Holguín, miembro del Partido Obrero Socialista
La mata sigue dando, mata que mata al
pueblo mexicano. Felipe Calderón lanzó la guerra carnicera contra el
pueblo mexicano a instancias de la mentirosa “guerra contra el narco”,
carnicería que continua con Enrique Peña Nieto. Muerte y represión al
pueblo mexicano, a un pueblo empobrecido, pauperizado, en la miseria,
harto y hasta la chingada de tanta jodidez.
Por medio de esa
mentirosa “guerra contra el narco” se intentó legitimar Felipe Calderón
en el gobierno federal tratando de crear un “enemigo común”, con ella se
reestructuró la economía del narco (la lumpenburguesía) y se militarizó
el país (listos para reprimir cualquier connato de revuelta popular).
La cosa no ha cambiado mucho.
De una u otra forma el
pueblo ha tenido que salirle al quite, de algún modo tenía que salir a
defenderse de tal afrenta, represión y muerte. Ha sido un movimiento de
respuesta donde están involucrados distintos sectores de la población,
pequeños empresarios, profesionistas, estudiantes, trabajadores,
campesinos, indígenas, desempleados, etc. Incluso cada uno de estos
sectores padeciendo distintos tipos de violencias (la violencia de los
de arriba y la violencia de los de abajo[1]), y por ende con distintas
posturas y visiones sobre el problema de la violencia y su solución.
Un movimiento de respuesta policlasista
(pequeñaburguesia, clase trabajadora, campesinos, indígenas,
estudiantes, etc.), que ha mostrado distintas tendencias de solución,
incluso encontradas; por ejemplo, los sectores más conservadores del
movimiento pidiendo más militares, los cascos azules o confiando y
negociando con el gobierno federal y terminando como ONG`s o leyes poco
materializables; y los sectores más claros y radicales de la población y
la izquierda que también han participado en este movimiento de
respuesta dilucidando y mostrando el claro vínculo y papel del Estado en
el fenómeno de la violencia, la desconfianza absoluta con los gobiernos
federales y locales, el verdadero papel represor del ejército contra el
pueblo inconforme, la inexistencia de una guerra contra el
narcotráfico, etc. Ha resumidas cuentas, un movimiento de respuesta (ya
de varios años) ante la violencia donde la mejor ley que aplica es la
del desarrollo desigual y combinado.
Ahora bien, ¿Por qué una crítica a la
izquierda –o a un sector de la misma, al más extremo- con respecto a las
autodefensas? Pues debido a la represión y militarización que se está
efectuando en estos momentos de parte del gobierno federal (ejército y
policía federal) hacia la población armada de Michoacán que se defiende
contra el narcotráfico, el crimen y la muerte. Hecho atroz ante el cual
la ultra izquierda poco dice, poco responde, poco pronuncia, poco
declara, poco se inconforma; casi nada, muy timoratos; lo que se aprecia
es una aparente gran resistencia a decir algo a favor de las
autodefensas (pueblo armado luchando por sus vidas), a reprobar la
acción del Estado y a protestar contra la represión y militarización que
en estos momentos se está dando en Michoacán.
Durante la mentirosa “guerra contra el
narco” de Felipe calderón se llegó a establecer un horrible prejuicio y
dicho en parte de la población mexicana que legitimaba tal guerra
mentirosa, el cual era que cuando alguien aparecía ejecutado en algún
lugar del país (principalmente en los estados del país con mayor
violencia), casi la respuesta inmediata era: “seguro es porque en algo
andaba”, y por lo tanto se criminalizaba a alguien que era inocente, o
que si era culpable de algo, por lo menos debería de tener el derecho de
demostrar y defender su inocencia; no simplemente matarlo, y que por el
hecho de aparecer muerto ya eras culpable de algo (de andar con el
narco).
Acá con el fenómeno de las autodefensas,
el prejuicio no verbalizado que parecen tener algunos en la ultra
izquierda es algo similar al anterior: “si se arman, es porque en algo
han de andar”. Es decir, defenderse contra la violencia de Estado y del
narcotráfico está bien si es de manera pacífica, con foros, mítines,
marchas, autoinmolándose, etc; pero si te armas para defenderte de la
misma violencia descrita anteriormente, allí ¡aguas!, seguro (sospechas
al respecto) esos empistolados forman parte o son patrocinados por algún
grupo narcotraficante rival, o son promovidos por el Estado para formar
grupos paramilitares, o bien un empresario o grupo de empresarios
importantes quieren formar sus guardias blancas privadas. Vaya pues,
hacérsela de pedo al gobierno por tanta matazón está bien si se hace
desarmado y a lo civil y pacífico, pero si una comunidad o un grupo de
ella se arma, sobrarán las sospechas del tipo anterior (las cuales habrá
que tener en consideración pero con mesura, no hay que caer en el
prejuicio de criminalizar a la gente que ha determinado armarse para
defender su vida).
Las conductas hablan mucho, y por ellas
se pueden interpretar y sacar a conclusión lo tímido que ha sido la
respuesta de parte de un sector de la izquierda ante un terrible caso de
represión y militarización (el de Michoacán y las autodefensas). Sin
darse cuenta, de manera inconsciente (espero), se está criminalizando a
las autodefensas y se está permitiendo que se las masacre, sin decir
nada (la ultra izquierda). Hazte de la vista gorda.
Un breve pase de visita por los portales
de internet de algunos grupos de izquierda confirmará ese silencio, ese
temor, pues no se verá ningún tipo de análisis o denuncia ante el
fenómeno, y principalmente ante lo que está haciendo el gobierno federal
en Michoacán (represión y militarización).
De momento, la respuesta más radical
(aunque de manera inconsciente y espontánea) que ha surgido para detener
la violencia del Estado contra la población es la autoorganización de
autodefensas y policías comunitarias -éstas últimas con una base social
principalmente de campesinos pobres e indígenas-.
A pesar de que no sea el esquema puro e
idealizado de unas cuantas mentes rojas, la realidad es siempre mucho
más compleja que nuestros propios esquemas cognitivos, por tal razón
debemos trabajar por comprender los fenómenos de una manera totalizadora
(dentro de una totalidad, contradictoria, en un desarrollo desigual y
combinado) tratando de eliminar los prejuicios.
Es momento de retomar la lucha contra la
represión y la militarización, desarmados o armados, es momento de
fomentar la autoorganización.
Una propuesta política concreta es
manifestarse contra la represión y militarización que se está sucediendo
en estos momentos en Michoacán, repudiar dicha acción totalmente;
favorecer y promover la autoorganización del pueblo en todos los
aspectos hasta que se generen condiciones de doble poder; defender y
trabajar con el sector más pauperizado (proletarizado) y radical de las
autodefensas y policías comunitarias; y una manera de hacerlo es luchar
por la libertad de Nestora Salgado y el resto policías comunitarios
encarcelados por el gobierno federal, para así entablar un vínculo con
una clase social también potencialmente insurgente (campesinos e
indígenas pobres y proletarizados). A la marcha se ha dicho.
[1]Posición ante la violencia. Triple
Alianza (La Gota, Doble Resisstencia, Liga Socialista Revolucionaria);
10 de marzo del 2010.
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