MARCHA EL PUEBLO DE OAXACA Y MAGISTERIO EN REPUDIO A LA PROVOCACIÓN DE GABINO CUÉ Y CALDERÓN

MARCHA EL PUEBLO DE OAXACA Y MAGISTERIO EN REPUDIO A LA PROVOCACIÓN DE GABINO CUÉ Y CALDERÓN

Por Virgilio Torres, Grupo Marxista Revolucionario

Prefacio

El día de hoy, miércoles 16 de febrero de 2011, cerca de 20 000 profesores de la Sección XXII del SNTE/CNTE junto a integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos deOaxaca (APPO), marchamos del IEEPO al Zócalo en repudio a la represión ejercida el día de ayer contra el magisterio y el pueblo de Oaxaca.
Desde el día de hoy por la mañana, María de los Ángeles Abad Santibañez, (vocera del gobierno del Estado de Oaxaca, integrante del ultraderchista yunque, y ex candidata del Partido de Unidad Popular, expresión política que colaboró con el PRI en 2004), como el asesino Gabino Cué Monteagudo, declamaban para los medios nacionales y locales, loas y apologías a la “democracia”, diciendo estar dispuestos al diálogo con el magisterio desde el día de ayer, mientras la Policía Federal Preventiva y Estatal, así como lo matones del gobierno federal, se apostaban en las calles y edificios de Oaxaca con francotiradores, toletes y bombas de gas lacrimógeno lanzadas hacia la cabeza de los profesores y pueblo solidario a lo largo del día de ayer.
Localmente se está manejando el discurso de la “reconciliación” sobre los cadáveres de nuestros caídos durante toda la historia de represión y lucha de clases en Oaxaca. La represión selectiva continúa, pues el Estado capitalista (oaxaqueño, gringo y mexicano) está gastando millones y millones de dólares en redes de espionaje, grupos militares, paramilitares, sobrevuelos y estudios sobre el suelo oaxaqueño (abundante en minerales), narcoterroristas paramilitares, y todo cuanto la imaginación de las personas comunes y corrientes del pueblo oaxaqueño, jamás haya podido producir.

Día con día toda Oaxaca se cubre de un rudo trabajo en el campo y en el cinturón industrial de Tuxtepec, el sudor de la clase trabajadora del campo y la ciudad yace con salarios que no rebasan los 500 pesos semanales, caldo de cultivo eterno de la revolución, pero también de la enajenación tanto laboral como mediática.




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